Un fenómeno social adverso que ya es costumbre en toda Bolivia, son las huelgas, paros, marchas y bloqueos de carreteras, avenidas y principales calles de sus ciudades realizados por diferentes sectores de la sociedad y de la economía (ahora llamados “movimientos sociales”). Estas formas de protesta se están arraigando en la cultura de nuestro país ¿Qué es lo que estamos enseñando a los niños?
Bolivia es uno de los países más hermosos y con mucha riqueza natural en Latinoamérica; sin embargo, las huelgas, los paros, los bloqueos y las marchas lo están dañando de manera gradual y sistemática.
Casi todos los días del año encontramos a algún sector de la sociedad protestando y manifestándose de ese modo. Por supuesto, todas las ciudades de Bolivia son perjudicadas así; sin embargo, los habitantes más afectados son de La Paz, sede de Gobierno, porque al quedar bloqueadas dos o tres avenidas principales se logra colapsar toda la ciudad.
Claro está que, las demandas de los manifestantes pueden ser totalmente justas y legítimas, ése no es el punto. El punto es el gran perjuicio que ocasionan a quienes no son responsables de sus protestas y quienes no pueden resolver sus problemas; es decir, a los ciudadanos, a los profesionales, a los emprendedores, a los empresarios de éste país que no pueden realizar trámites con normalidad, que no pueden vender sus productos y servicios, que no pueden transportar su mercadería ¿A cuánto ascienden esas pérdidas? ¿Quién resarce esos daños?
Pensar que un día se acabarán estas formas de protesta en Bolivia, es ingenuo; ya que es imposible encontrar a todos los “movimientos sociales” cien por ciento satisfechos; por lo tanto, hoy son ellos, mañana serán aquellos y pasado mañana los de más allá, y así sucesivamente. Y, para causar el daño que se ocasiona no necesariamente deben ser miles, ni siquiera cientos, basta con que sean decenas, e inclusive unos cuantos.
¿Cuál es la solución? Mientras tengamos un gobierno populista es difícil encontrar una solución efectiva. Tal parece que estamos condenados a vivir en la anarquía, en el desorden, en el caos.
El Gobierno -a través de sus instancias-, debería encarar los conflictos con oportunidad y eficiencia antes de que el perjuicio se consuma y crezca; pero no, las autoridades contemplan de palco y con displicencia que los sectores realicen protestas por 20, 30 o más días, para al final acceder a sus demandas ¿Cuál es la lógica? Bolivia requiere urgentemente que el gobierno extreme sus esfuerzos en generar empleo y apoyar a la empresa, esa es la manera de luchar contra la pobreza.
¿Cuál será la percepción de los países vecinos y del mundo respecto a nuestras formas de manifestaciones reivindicatorias? ¿Cómo promocionamos nuestro país a los turistas que nos visitan?
Claro está que todos tienen derecho a manifestarse; pero no pisoteando el derecho de los demás; por esa razón, mi sugerencia es que debe regularse todo tipo de protestas que perjudiquen la producción, los negocios, el desarrollo y la paz de nuestro país ¿Qué legado estamos dejando para nuestras futuras generaciones?
Y, tú ¿Cómo crees que se debería enfrentar éste problema para evitar tantos perjuicios? Me gustaría saber tus comentarios y sugerencias. Si no me escribes, yo también saldré a marchar y bloquear.